Cuentame...

Iba caminando, saltando y trotando la niña maria (si, maria, no se si la misma que sale a bailar, pero maria) cuando a lo lejos, en la distancia, asi bien a lo distante, ve acercarse a un tipo alto, algo rubio, de suave y despreocupado andar, de fuego en su mirada e inconformidad. Algo le dice que lo mas sensato seria cruzar, pero otro algo ( mas alto y con una sonrisa chistosa) se lo impide, un cierto aire, un cierto impulso. Cuando ya este extraño tipo o sujeto o como quiera llamarsele estaba a menos de dos pasos de nuestra inocente maria que no sabemos si salia a bailar , pero si a saltar, caminar y trotar, este le susurra al oido: "Cuentame un cuento". Estas palabras dichas lenta y romanticamente hacen temblar por un instante a Maria , que ya no se siente intimidada por el sujeto, si no algo encantada pero aun distante. No obstante se da cuenta, un poco preocupada, que nadie, en toda su vida le habia hecho nunca tal peticion, y por ende su mente se resistia a darle una respuesta inmediata, ademas lo impreciso...
Invito a este extraño hombre-susurrante a saltar, trotar y caminar un rato, inevitable fue rodar por el pasto, comer chocolates y helados, de vez en cuando soplarse la cara y reir.
Hojas con duendes montados en ellas y piedras en el camino pasaron cantando canciones, cuando un dia, no muy lejano, el sujeto volvio a pedir: "Cuentame un cuento".
La niña Maria que habia estado ocupada en otras cosas ya habia olvidado la extraña peticion, pero como la anterior vez, no contesto. El hombre sonrio gracioso, deslizo su mano en la de ella y la llevo a ver la luna, los atardeceres, a cantar, a correr y a morder de vez en cuando.
Comenzo la epoca de los cerezos, de las lluvias de petalos, del sol, de las sombras calidas, y el tiempo paso infinito para maria.
Un dia, en el que cantaban desafinado por la calle, esa misma calle, ese mismo aire, y la misma peticion, esta vez de frente, ya no en un susurro: "Cuentame un cuento"
Ella lo miro a los ojos, ya no temblando: ...y le pidio un cuento
Entonces paso un duende montado en una hoja (uno distinto al de antes...en serio, era distinto) saludando alegre con la mano, el sonrio melancolico, ella le tomo la mano y trotando, junto al viento y al sonido de las hojas romperse, ella le pidio un cuento.